skip to main |
skip to sidebar
LA PRINCIPAL FORTALEZA DE NUESTRO PARTIDO ES LA UNIDAD DE ACCIÓN
Por Alejandro Aguilar Gajardo, candidato a Consejero Regional por San Felipe.
A MIS COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS DEL PARTIDO
Y LAS JUVENTUDES COMUNISTAS DEL VALLE ACONCAGUA
La principal fortaleza de nuestro centenario Partido es la unidad de
acción. Concepto dialéctico y democrático que siempre nos ha
diferenciado de los demás partidos políticos. Es el alfa y omega del ser
comunista.
La unidad de acción es la síntesis del debate
democrático; es la creación colectiva que contiene —en distintas
proporciones— todas las ideas que configuran la resolución adoptada; es
la materialización de las diversas visiones subjetivas que tiene cada
militante de la realidad objetiva, sobre la que necesitamos incidir para
lograr los objetivos revolucionarios que nos hemos propuesto.
La unidad de acción es también la forma concreta de realizar la línea
política, ese camino dialéctico que nos permite avanzar hacia la
consecución de nuestros propósitos para un periodo determinado. Con cada
acción —por minúscula que sea— estamos aplicando la táctica y la
estrategia y, en un permanente y estrecho contacto con el pueblo y sus
organizaciones, vamos evaluando cada paso andado y vamos ajustando,
afinado el recorrido para ser más eficientes y eficaces en alcanzar las
metas planteadas.
Identificamos con precisión la contradicción
principal que afecta a la sociedad chilena: neoliberalismo versus
democracia plena. Nos propusimos como objetivo principal derrotar a la
Derecha pinochetista en noviembre, sacarla del Poder Ejecutivo,
propinarle una derrota política contundente, desmoralizadora, que cause
estragos entre sus adeptos. El medio para lograrlo se llama Michelle
Bachelet, y la construcción unitaria de las fuerzas opositoras (difícil y
compleja de lograr), es la Nueva Mayoría. La proyección que tenga este
nuevo pacto político dependerá del programa de gobierno que se logre
consensuar para un gobierno de cuatro años. Hasta hoy está en plena
construcción. Los intereses de clase que prevalezcan en ese programa,
determinará el carácter del futuro gobierno y también nuestra definición
respecto de formar o no parte del gobierno. Nosotros los comunistas, el
movimiento social, la lucha de masas hemos jugado un rol indispensable
en este proceso. La continuidad e intensidad que seamos capaces de
imprimirle a este factor decisivo de la política, nos permitirá seguir
avanzando en nuestros objetivos revolucionarios, ya sea desde el
gobierno o fuera de él. Lo razonable —a mi juicio— es integrar dicho
gobierno, en el entendido que no será el gobierno de nuevo tipo al que
aspiramos, pero será, sin duda, un avance significativo para generar la
fuerza política y social necesaria para lograrlo.
La unidad es
una relación de fuerzas en función de un objetivo. La nueva correlación
de fuerzas políticas y sociales es el resultado de la lucha social, a la
cual nosotros hemos contribuido con creces y tenemos toda la calidad
moral de apropiárnosla, buscando liderar la conducción. En eso estamos
los comunistas. Pero no estamos todas y todos los que somos. Algunos no
han comprendido el momento que vivimos, las posibilidades de crecimiento
que tenemos. Se han ensimismado en un discurso, en una visión, que no
es congruente con la realidad objetiva, con el país que tenemos, con la
evolución que experimenta la contradicción principal y se han apartado
de la línea política del Partido, han desconocido el valor superlativo
que tiene la característica más singular que por más de cien años hemos
tenido: la unidad de acción; concebida también como la comunión de
voluntades que expresa la disciplina consciente de cada militante, en
pos del logro de las más sentidas aspiraciones de justicia y progreso
social de nuestro pueblo.
Ahora que hemos conmemorado los 40
años del golpe de Estado, cuando ha estado en la palestra política
nacional e internacional las atrocidades del fascismo en Chile, cuando
se agiganta cada vez más el proyecto emancipador y liberador del
gobierno de la Unidad Popular, encabezado por Salvador Allende, el
Presidente Mártir, cuando nuestra representación parlamentaria era muy
significativa, con 24 diputados y 9 senadores, nuestro mayor homenaje a
los caídos y caídas es avanzar en la materialización los objetivos que
nos hemos propuestos, eligiendo los nueve candidatos a diputados y el
senador comunista.
Para ello resulta indispensable que todas y
todos los comunistas nos alineemos, como siempre, bajo la dirección
única del Partido y la unidad de acción. Conscientes de ser un actor
político y social gravitante y consecuentes con nuestra vocación de
lucha, valientes y abnegados, en la promoción, defensa y conquista de
los derechos de la clase trabajadora y pueblo.
Los llamo a cada
una y cada uno de mis compañeras y compañeros a sumarse, a desplegar
todas las potencialidades que tienen cada cual y participar y contribuir
decididamente en la batalla ideológica y electoral en curso. Que nadie
mire del balcón pasar los acontecimientos, sino que —por el contrario—
ser protagonistas de primera línea, como siempre nos hemos caracterizado
los comunistas.
Con Recabarren, Lafertte y Fonseca; con
Corvalán, Volodia y Gladys; con Neruda y Víctor Jara en la memoria,
¡¡MIL VECES VENCEREMOS!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario