lunes, 6 de marzo de 2023

“La Fábrica-ciudad” (poema de Miguel Hernández)





(En una ciudad de la URSS –Jarkov- he asistido al nacimiento multiplicado, numeroso,

rápido del tractor).


Son al principio un leve proyecto sobre planos,
Propósitos, palabras, papel, la nada apenas,
Esos graves tractores que parten de las manos
Como ganaderías sólidas con cadenas.
Se congregan metales de zonas diferentes,
Prueban su calidad los finos probadores,
La función, la forja, los metálicos clientes.
Y empieza el nacimiento veloz de los tractores.
Id conmigo a la fabrica-ciudad: venid, que quiero
Contemplar con los pueblos las creaciones violentas,
La gestación del aire y el parto del acero,
El hijo de las manos y de las herramientas.
La fábrica se halla guardada por las flores,
Los niños, los cristales, en dirección al día.
Dentro de ella son leves trabajos y sudores,
Porque la libertad puso allí la alegría.
Fragor de acero herido, resoplidos brutales,
Hierro latente, hierro candente roturado,
Trepidando, piafando, rodando en espirales,
En ruedas, en motores a caballo huracanado.
Una visión de hierro, de fortaleza innata,
Un clamor de metales probados, perseguidos,
Mientras de nave en nave se encabrita y desata
Con llamas de sudor y grasa los obreros.
Chimeneas de humo largo, sordo, grasiento,
Acosan con penumbras a la creadora masa,
A la generadora masa que obra el portento,
El tractor con los dientes sepultados en grasa.
Hornos de fogonazos: perspectivas de lumbre.
Irradian los carbones como el sol, las calderas,
Los lavaderos donde llega la muchedumbre
Del metal que retiene sus escorias primeras.
Laten motores como del agua poseídos,
Hélices submarinas, martillos, campanarios,
Correas, ejes, chapas. Y se oyen estallidos,
Choques de terremotos, rumores planetarios.
Leones de azabache, por estas naves grises,
Selvas civilizadas, calenturientas moles,
Reducen los obreros de todos los países
Como si trabajaran en la creación de soles.
En la sección de fraguas y sonidos mas puros,
Se hacen mas consistentes las domadas fierezas.
Y el tornillo penetra como un sexo seguro,
Tenaz, uniendo partes, desarrollando piezas.
Veloz de mano en mano, crece el tractor y pasa
A ser un movimiento de titán laborioso,
Un colosal anhelo de hacer la espiga rasa,
Fértiles los baldíos, dilatado el reposo.
Ya va a llegar el día feliz sobre la frente
De los trabajadores: aquel día profundo
En que sea el minuto jornada suficiente
Para hacer un tractor capaz de arar el mundo.
Ya despliega el vigor su piel generadora,
Su central de energías, sus titánicos rastros.
Y los hombres se entregan a la función creadora
Con la seguridad suprema de los astros.
La fábrica-ciudad estalla en su armonía
Mecánica de brazos y aceros impulsores
Ya un grito de sirenas, arroja sobre el día,
En un grandioso parto, raudales de tractores.

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