"Un día en la televisión Omara Portuondo le presentó a Pablo Milanés, que se encontraba de permiso en su servicio militar. Silvio ya había cantado algo de Pablo en su programa, pero no conocía sus canciones a fondo. Pablo hacía algún tiempo,cuando se hallaba en su última etapa «filinista», había comenzado a conocer y admirar las canciones de Silvio. Omara llevaba tiempo hablando a Pablo de Silvio y a Silvio de Pablo. Al conocerse se metieron los dos en un estudio y estuvieron cantándose sus canciones durante horas. También en aquellas primeras visitas a los
estudios de Radio y Televisión conoció a muchas personas famosas admiradas por él desde tiempo atrás. Una vez Maritza Rosales se sentó a escucharle en un pasillo y le elogió su canción 'Y nada más'. Por esas mismas fechas conoció también a Noel Nicola.
Silvio quedó impresionado con Pablo y sus canciones: «Yo me quedé maravillado con las canciones de Pablo. Recuerdo que cogí obsesión con sus canciones. En Pablo reconocí enseguida una personalidad genuina. Conocer a Pablo era conocer una maravilla, y oírlo cantar era recibir lecciones de musicalidad por sus composiciones y
por la manera de cantarlas. Recuerdo que hasta dormía con el instrumento al lado,como si fuera un arma, y que de madrugada, me lo subía al pecho y rompía a cantar como un loco. Por eso una mujer casi me bota de su lado, poco después que conocí a Pablo, porque a cualquier hora la despertaba con «Yo vi la sangre de un niño brotar».
Se estableció una fluida comunicación entre ambos. Continuamente confrontaban
ideas, se ayudaban, se escuchaban, se pedían ayuda. Se llamaban a medias de una canción:
—Estoy haciendo esto, dime…."
(Silvio. Memoria trovada de una revolución – Joseba Sanz, 1994)
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