martes, 17 de septiembre de 2013

LA PRINCIPAL FORTALEZA DE NUESTRO PARTIDO ES LA UNIDAD DE ACCIÓN

Por Alejandro Aguilar Gajardo, candidato a Consejero Regional por San Felipe.
A MIS COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS DEL PARTIDO
Y LAS JUVENTUDES COMUNISTAS DEL VALLE ACONCAGUA

La principal fortaleza de nuestro centenario Partido es la unidad de acción. Concepto dialéctico y democrático que siempre nos ha diferenciado de los demás partidos políticos. Es el alfa y omega del ser comunista.

La unidad de acción es la síntesis del debate democrático; es la creación colectiva que contiene —en distintas proporciones— todas las ideas que configuran la resolución adoptada; es la materialización de las diversas visiones subjetivas que tiene cada militante de la realidad objetiva, sobre la que necesitamos incidir para lograr los objetivos revolucionarios que nos hemos propuesto.

La unidad de acción es también la forma concreta de realizar la línea política, ese camino dialéctico que nos permite avanzar hacia la consecución de nuestros propósitos para un periodo determinado. Con cada acción —por minúscula que sea— estamos aplicando la táctica y la estrategia y, en un permanente y estrecho contacto con el pueblo y sus organizaciones, vamos evaluando cada paso andado y vamos ajustando, afinado el recorrido para ser más eficientes y eficaces en alcanzar las metas planteadas.

Identificamos con precisión la contradicción principal que afecta a la sociedad chilena: neoliberalismo versus democracia plena. Nos propusimos como objetivo principal derrotar a la Derecha pinochetista en noviembre, sacarla del Poder Ejecutivo, propinarle una derrota política contundente, desmoralizadora, que cause estragos entre sus adeptos. El medio para lograrlo se llama Michelle Bachelet, y la construcción unitaria de las fuerzas opositoras (difícil y compleja de lograr), es la Nueva Mayoría. La proyección que tenga este nuevo pacto político dependerá del programa de gobierno que se logre consensuar para un gobierno de cuatro años. Hasta hoy está en plena construcción. Los intereses de clase que prevalezcan en ese programa, determinará el carácter del futuro gobierno y también nuestra definición respecto de formar o no parte del gobierno. Nosotros los comunistas, el movimiento social, la lucha de masas hemos jugado un rol indispensable en este proceso. La continuidad e intensidad que seamos capaces de imprimirle a este factor decisivo de la política, nos permitirá seguir avanzando en nuestros objetivos revolucionarios, ya sea desde el gobierno o fuera de él. Lo razonable —a mi juicio— es integrar dicho gobierno, en el entendido que no será el gobierno de nuevo tipo al que aspiramos, pero será, sin duda, un avance significativo para generar la fuerza política y social necesaria para lograrlo.

La unidad es una relación de fuerzas en función de un objetivo. La nueva correlación de fuerzas políticas y sociales es el resultado de la lucha social, a la cual nosotros hemos contribuido con creces y tenemos toda la calidad moral de apropiárnosla, buscando liderar la conducción. En eso estamos los comunistas. Pero no estamos todas y todos los que somos. Algunos no han comprendido el momento que vivimos, las posibilidades de crecimiento que tenemos. Se han ensimismado en un discurso, en una visión, que no es congruente con la realidad objetiva, con el país que tenemos, con la evolución que experimenta la contradicción principal y se han apartado de la línea política del Partido, han desconocido el valor superlativo que tiene la característica más singular que por más de cien años hemos tenido: la unidad de acción; concebida también como la comunión de voluntades que expresa la disciplina consciente de cada militante, en pos del logro de las más sentidas aspiraciones de justicia y progreso social de nuestro pueblo.

Ahora que hemos conmemorado los 40 años del golpe de Estado, cuando ha estado en la palestra política nacional e internacional las atrocidades del fascismo en Chile, cuando se agiganta cada vez más el proyecto emancipador y liberador del gobierno de la Unidad Popular, encabezado por Salvador Allende, el Presidente Mártir, cuando nuestra representación parlamentaria era muy significativa, con 24 diputados y 9 senadores, nuestro mayor homenaje a los caídos y caídas es avanzar en la materialización los objetivos que nos hemos propuestos, eligiendo los nueve candidatos a diputados y el senador comunista.

Para ello resulta indispensable que todas y todos los comunistas nos alineemos, como siempre, bajo la dirección única del Partido y la unidad de acción. Conscientes de ser un actor político y social gravitante y consecuentes con nuestra vocación de lucha, valientes y abnegados, en la promoción, defensa y conquista de los derechos de la clase trabajadora y pueblo.

Los llamo a cada una y cada uno de mis compañeras y compañeros a sumarse, a desplegar todas las potencialidades que tienen cada cual y participar y contribuir decididamente en la batalla ideológica y electoral en curso. Que nadie mire del balcón pasar los acontecimientos, sino que —por el contrario— ser protagonistas de primera línea, como siempre nos hemos caracterizado los comunistas.

Con Recabarren, Lafertte y Fonseca; con Corvalán, Volodia y Gladys; con Neruda y Víctor Jara en la memoria, ¡¡MIL VECES VENCEREMOS!!

jueves, 12 de septiembre de 2013

PALABRAS DEL DIPUTADO GUILLERMO TEILLIER, PRESIDENTE DEL PARTIDO COMUNISTA, EN HOMENAJE A DIPUTADO VICENTE ATENCIO CORTES, REALIZADO EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2013.

 

Señor Presidente:
 Han pasado 40 años desde que se perpetrara el golpe de Estado contra el gobierno de la Unidad Popular con las funestas consecuencias que ha traído a nuestra Patria. En ese marco, no puedo dejar de rendir, en primer lugar, nuestro más sentido homenaje al Presidente Salvador Allende Gossens, que un día como hoy inmoló su vida por lealtad a su pueblo.
Debemos preguntarnos, señor Presidente, cuanta responsabilidad tiene esta propia Cámara de Diputados, al aprobar, el 22 de agosto de 1973, un acuerdo absolutamente inconstitucional contra el gobierno legítimamente constituido. Un acuerdo, a mi modo de ver, sedicioso, que sirvió de aval a los conspiradores del golpe y respecto del cual se hace difícil creer que no existiera alguna concomitancia.
Parte de esta Cámara desestimó toda posibilidad de encontrar una solución política a la crisis que vivía el país y prefirió el camino del golpe violento e irresponsable, sin medir las consecuencias. Como es sabido, el propio Presidente Salvador Allende tenía decidido llamar a un plebiscito en el que pondría en juego su propia investidura y que anunciaría el 11 de septiembre en un acto en la Universidad Técnica del Estado, tal  como se lo comunicó el 9 de septiembre a Pinochet. Esta decisión motivó el adelanto de la fecha del golpe, porque los golpistas no tenían como objetivo solo terminar con el gobierno, su propósito era dar una lección a Chile y el mundo para que nunca más volviera a germinar la idea preconizada por Allende  de un proceso pacífico, en los marcos constitucionales, hacia un socialismo democrático. Tal determinación fue tomada en Washington antes de que Allende asumiera el gobierno y refrendada por quienes se coludieron en Chile. Tal fue el motivo ideológico.
Por ello la declaración de guerra contra un pueblo desarmado, por ello el terrorismo de estado, por ello los crímenes de lesa humanidad, por ello la represión tan vasta y perversa.
Entre los miles de detenidos desaparecidos y ejecutados víctimas del golpe y de la dictadura, se encuentran 3 diputados, Carlos Lorca Tobar del Partido Socialista,  Gastón Lobos Barrientos del Partido Radical y  nuestro compañero Vicente Atencio Cortés del Partido Comunista de Chile, a quienes hoy expresamos nuestro más profundo reconocimiento, no solo como víctimas, sino fundamentalmente como representantes de esta Cámara, que no se rindieron y lucharon consecuentemente por recuperar la democracia.
Vicente Atencio, de profesión obrero estucador, fue Presidente de la CUT, Regidor, y Alcalde de Arica. Fue electo diputado por dos periodos y lo era el 11 de septiembre de 1973. Fue detenido el 11 de agosto de 1976 y llevado al cuartel de la DINA ubicado en Villa Grimaldi desde dónde desaparece, se sabe que allí estuvo junto a otros detenidos desaparecidos como Miguel Nazal Quiroz, Carlos Vizcarra Cofre y Marta Ugarte que después de ser sometida a tortura brutal fue lanzada al mar con el oprobioso intento de borrar las huelas de un crimen horrendo. La familia de Vicente realiza varias presentaciones ante la justicia, todas rechazadas hasta que sus restos fueron encontrados  casualmente por trabajadores en fosas clandestinas el año 1990 en el ex campo de tiro del Ejército de Chile en Peldehue. Una vez reconocidos sus restos fueron dejados en un nicho común. En 1994 fue trasladado al Memorial de los Detenidos Desaparecidos y Ejecutados ubicado en el Cementerio General. El año 1912, sus hijos, ante la gran incertidumbre que se produjo sobre la identidad de los restos de las víctimas encontradas, solicitaron pruebas de ADN por lo que se produjo su exhumación. Finalmente, el 11 de agosto de 2013 y de forma definitiva, Vicente Atencio fue sepultado en el Memorial del Cementerio General.
Esta es parte del vía crucis que han vivido miles de familias chilenas para encontrar los restos de sus seres queridos y que conste, señor Presidente, que respecto de muchas víctimas aún nada se sabe, por una insuficiente acción de las instituciones del estado y a causa del silencio cómplice de quienes fueron responsables y conocen de la situación de estas personas.
Ni el poder legislativo, ni el poder judicial, ni las Fuerzas Armadas, ni el propio poder ejecutivo han tenido la grandeza necesaria como para dar cabal respuesta a la exigencia de la inmensa mayoría de nuestro pueblo: Verdad, Justicia y Reparación.
Quiero expresarle a esta Cámara, por su intermedio, señor Presidente, que no es el propósito de mi intervención herir al adversario político, ni quieren mis palabras ser la expresión de odio o la búsqueda de venganza. Quisiera que se escucharan las razones de fondo y que no son otras que las de contribuir al reencuentro de los chilenos sobre la base de la verdad y de la justicia, porque de otra manera no será posible. Creo sinceramente que la Cámara de Diputados debe avanzar mucho más en contribuir a buscar la verdad y posibilitar la justicia y la reparación.
Nuestro compañero Vicente Atencio era casado con Zaida Abarca Leiva, ya fallecida, su compañera que lo buscó infatigablemente y tuvo que reconocer sus restos en 1990. Tuvo 4 hijos, Vicente, Isabel, Laura e Iván. A ellos, a sus familiares, a los familiares de Carlos y Gastón, a los familiares de todas las víctimas, a nuestra sociedad entera les decimos, honor y gloria a quienes ofrendaron su vida en la lucha contra la dictadura.
En su nombre no podemos más que reafirmar nuestra decisión de seguir luchando por verdad y justicia, por un Chile más democrático, participativo e igualitario, con justicia social.